miércoles, 27 de julio de 2011

Capitulo 1.- La misión en el rascacielos.

Notas del autor:   Toda la historia es una beta, puesto que es en plan hobby y no profesional ni nada parecido, la corrección esta siendo muy superficial, y por lo tanto podría encontrarse más de una errata. 


Capitulo 1.- La misión en el rascacielos.

  • ¿Donde estoy? Parece un lugar muy amplio, y a la vez oscuro. El aire se siente pesado, y puedo escuchar el fluir del agua en mi alrededor, pero debido a la ausencia de luz no lograba ver de donde proviene con exactitud. Ahora empiezo a reconocer este lugar, es el lugar con el que he estado soñando desde hace años por alguna razón. Siempre se me repite exactamente igual, aunque esta vez parece que ha comenzado de manera algo diferente. Ahora se escucha un rugido estremecedor de fondo, y se puede ver brillar unos ojos enormes a lo lejos como si tuvieran , que se van acercando lentamente. Según se acerca, va dejando de ser una sombra a lo lejos, y se puede empezar a distinguir su forma. Aparentemente diría que es una serpiente gigante, pero basta con verle la cabeza para notar con claridad que no lo es, incluso su piel no parece la de un reptil. No se que es, pero como todo esto es un sueño me da igual. Para cambiar un poco mi perspectiva en el sueño decidí mirar en otra dirección a ver si podía averiguar algo mas del lugar, pero esta tan oscuro que seguía sin poder ver donde estaba. ¿Pero que? Detrás mía había una chica atada y sentada sobre una plataforma, ya podía ver con claridad el terreno, la chica estaba rodeada de agua y parecía inconsciente. Era preciosa, con una larga melena que le llegaba hasta la cintura, aunque sus rasgos eran un tanto peculiar. Ahora que podía ver algo mas claro todo, podía diferenciar que me encontraba justo en medio entre la chica atada sobre la plataforma en mitad de un lago, y la enorme criatura a mi otro lado, también en un lago, y ahí estaba yo, justo en medio sobre el único suelo que se podía apreciar. La criatura me mira fijamente, y se lo que va a hacer porque esto si es lo que hace en todos los sueños. Ahora me lanzara una llamarada por la boca, pero es un sueño... así que ni me muevo no me preocupa. Pero ahora que lo pienso, si la llamarada siempre me pasa de largo sin hacerme nada, y detrás mía estaba la chica... En los sueños anteriores jamas miraba hacia atrás no sabia que hubiera nadie ahí, gire rápidamente la cabeza para ver como estaba la chica, y vi algo horrible. La llamarada que me había traspasado le había dado de lleno a la chica, que ahora estaba envuelta en llamas. Aunque fuera un sueño, parecía tan real que no podía evitar sentirme culpable por no haberme movido. Con la escusa de que era un sueño estaba haciendo algo inhumano, la estaba viendo morir envueltas en llamas sin poder moverme atónito ante la situación... Esto era desagradable, que alguien me despierte...

Lo que Taos siempre había clasificado de un sueño extraño, se había convertido en una pesadilla de la que no sabia como despertar, la cual empeoro cuando vio como lentamente la chica abría sus ojos y empezaba a gritar su nombre... “Taos.... ¡Taos! ¡¡TAOS!!”.

  • ¡Taos, novato, estamos llegando! ¿Como te puedes quedar dormido en un helicóptero? Espero que a la hora de trabajar seas igual de eficiente que a la hora de descansar. - Le reprochó su superior.
  • ¿Veis como no estaba meditando sino durmiendo?.- Comentó su compañero que estaba sentado justo enfrente.

Taos se encontraba en mitad de trayecto hacia su primera misión, y se había quedado dormido mientras meditaba sobre su tarea. Era un joven de 20 años de edad, de corta cabellera un poco descuidada, su principal virtud era el optimismo y su buen humor. No tenia familia, de su pasado se sabia bien poco, pero convivía con su mejor amigo, el cual ha cuidado siempre de él como si fuera su hermano mayor. Su amigo, Blasterd, era un hombre que se dedicaba toda su vida a realizar diferentes tipos de tareas y trabajos de lo más variado, desde trabajar en un bar por la noche hasta trabajo de mercenarios. Taos siempre se sentía culpable de estar estudiando mientras su amigo cuidaba de él y le pagaba todo lo que necesitara, por lo que muchas veces le insistió para que él también pudiera colaborar realizando alguna tarea. Aunque al principio Blasterd no quería que se molestara, valoraba más sus estudios y no quería que lo abandonara, la verdad es que sabia que era un chico muy bueno para determinadas tareas, pues desde que lo conoció de pequeño le estuvo enseñando todo lo que sabía. Un grupo de amigos le habían pedido a Blasterd que se uniera para un trabajo de una sola noche, que estaría muy bien pagado, pero como ya tenia una tarea para ese día, pensó que era una buena oportunidad para Taos y lo envió en su lugar.

En una sola noche, iba a ganar lo mismo que en un mes en cualquier trabajo temporal a media jornada. Merecía la pena intentarlo.

La tarea era fácil, solamente tenían que entrar en el edificio de la mayor corporación del estado, el edificio más seguro y con mayor vigilancia que jamas se haya visto, y hacer una serie de fotografiás como prueba de las acciones que se realizaban en su interior. Debido a la dificultad que aparentaba el trabajo estaba muy bien pagado, y encima por adelantado, pero Blasterd se lo ofreció a Taos porque sabia que era un día especial por el cual dicha tarea sería un juego de niños. El grupo era de cinco personas, uno se quedaría en el helicóptero esperándolos, y los otros cuatro se dividirían en dos grupos de dos para buscar las pruebas que deseaban.

  • Estamos llegando, recordad, dos por la azotea, otros dos aterrizaran por la puerta de atrás. Nos reuniremos en media hora de nuevo en la azotea. El objetivo es hacerlo tan rápido que ni siquiera les de tiempo a reaccionar. Si lo habéis entendido prepararos para saltar.

La impaciencia de Taos quedo reflejada en el acto. Era del grupo que entraría por la azotea, así que en cuanto escucho de su superior que se preparara para saltar no pudo evitar que sus piernas se lanzara y saltaran del helicóptero sin pensárselo dos veces aunque aun no fuera el momento. Los gritos de sus compañeros era ya inútil, Taos había saltado antes de tiempo y no iba a llegar a la azotea, aun así abrió su paracaídas tratando de no alejarse demasiado. Puede que no llegara a la azotea, pero si al menos pudiera llegar hasta la pared y entrar por una ventana se ahorraría mucho trabajo. La teoría era buena, pero la practica no tanto, efectivamente iba a llegar a la pared de uno de los pisos mas superiores del edificio, pero la velocidad que llevaba no era la mas adecuada. Por mucho que tratara de evitarlo termino atravesando la ventana a gran velocidad armando un gran alboroto con el sonido de los cristales rotos. El objetivo de hacer el menor ruido posible para no destacar había fracasado.

Pese a todo, parecía que la zona estaba muy tranquila, no saltó la alarma, no venia ningún guardia para asomarse. Miraba a su alrededor y solo veía una habitación muy grande a oscuras sin escuchar el mas mínimo sonido. Ya sea de una forma u otra estaba dentro del edificio y no lo habían detectado, era la hora de continuar su misión. Pero en cuanto dio un par de paso, se encendió las luces de la habitación, y de todos los rincones de la habitación aparecieron empleados, parecían que estaban escondidos todos esperando a alguien.


  • ¡¡¡Sorpresa!!! ¡¡¡Felicid...!!!. - Gritaron todos los presentes a Taos, aunque cortaron la frase al verle fijamente.
  • Pero... ¿quien eres tu? ¿donde esta Pepito?. - Preguntó alguien del fondo.

De una sola mirada a su entorno Taos comprendió la situación, viendo el letrero que decía “Siempre estarás con nosotros Pepito”, y que todos los presentes estaban vestido para una fiesta. Era la jubilación de algún empleado llamado Pepito, ya se lo había comentado Blasterd, y que por ese motivo la seguridad iba a estar un poco descuidada. Todos se iban a concentrar en ese lugar para darle la sorpresa durante ese momento, incluso los guardias de seguridad. Nadie pensaría que iban a ser asaltados precisamente en ese momento así que la mayoría descuidaron sus puesto.

  • Yo... - Trataba de buscar alguna escusa Taos, pero sabia que dijera lo que dijera entrar por la ventana de esa forma iba a ser algo difícil de justificar.- Yo en verdad... solo.... ¡Solo quería darle una sorpresa al tío que nunca he podido conocer!, Me dijeron que se jubilaba y que a esta hora estaríais todos aquí, siempre he querido decirle, que soy su sobrino. ¡Y que a partir de ahora, yo, Taos, ocupare su lugar, y pienso hacer que se sienta orgulloso!

Todos los presentes se quedaron con la boca abierta, murmurando entre ellos, nadie daba credibilidad a lo que estaban viendo. Los guardias ya empezaron a alarmarse y a empezar a desenfundar sus pistolas, a la vez que Taos también estaba preparando la mano para tenerlo lo más cerca de su pistola. Pero en ese momento detrás de Taos entró el anfitrión de la fiestas. Sorprendido, con las lagrimas saltadas, empezó a hablar con dificultad debido la emoción...

  • Oh... Dios mio... no me lo puedo creer, no solo habéis hecho toda esta fiesta para mi, sino que encima me habéis traído un regalo tan bueno como este. ¿Quien iba a imaginar que tenia un sobrino que nunca había conocido? Pero entonces eso quiere decir.... ¿que tengo un hermano vivo que nunca he conocido? Hoy es el día más feliz de mi vida, no se de quien ha sido la idea, pero gracias chicos, gracias.

Taos no podía creérselo, como podía ser alguien tan tonto como para creerse dicha mentira, si al menos tuviera un hermano al menos seria posible, pero encima al parecer no tenia ni siquiera hermano. Pero eso no importaba, lo importante era salir de allí como sea.

  • ¿De quien ha sido la idea?.- Pregunto uno de los muchos que aun no daba fe a lo que estaba pasando y sospechaba.
  • La idea... Todos le miraban atentamente para escuchar la respuesta a tal misterio. - ¡La idea fue de todos, porque todos apreciamos a Pepito!
Por extraño que pudiera parecer, esas ultimas frases de Taos hicieron que todos se relajaran y que se creyeran la historia. En ese momento salto la alarma, se habían detectado intrusos, parecen que los compañeros de Taos ya habían sido detectado, era el momento para huir rápidamente.

  • ¡Alarma nivel 3, se han detectado intrusos en la planta 2! .- Avisaba los altavoces.



Taos aprovechando la confusión huyó del lugar, todos bajarían a las plantas de inferiores, que es donde habían localizado a los intrusos, así que él aprovecharía para reunirse con su compañero que estaría en las plantas superiores. La arquitectura interior del edificio no hacia nada fácil desplazarse entre las plantas, las escaleras solo subían un único piso, y para subir a la siguiente planta tenias que buscar otras escaleras diferentes. Usar los ascensores no era buena idea, muy fácil de detectar.

Mientras trataba de encontrar el camino hacia las plantas más superiores y encontrarse con su compañero, se halló con un grupo de guardias que patrullaba esos niveles. Parece que su lógica de que todos estarían abajo no era acertada.

  • ¡Alto ahí, identificate!
  • ¿Taos, que haces aquí?.- Al parecer uno de los soldados estaba en la fiesta y lo reconoció. Por fortuna la mayoría de los empleados estaban en la fiesta, ya sean simples empleados, investigadores, vigilantes de seguridad. Los demás guardias al ver que lo reconocía su compañero dejaron de sospechar.
  • Yo... tengo miedo chicos, es mi primer día, y todo esto me supera. - Fingía Taos.
  • Relajate, no pasa nada, tu vete a los niveles superiores que estará la cosa más tranquila allí.
  • Ya... pero acabo de ver a un sospechoso en esa habitación y lo he encerrado, y ahora no sabia que hacer. - Mentía Taos mientras señalaba una habitación cercana.
En cuanto los guardias entraron lentamente en la habitación Taos aprovecho por la espalda para dejarlos inconscientes. Según salia de la habitación observo que se acercaban más soldados a lo lejos, por lo que se le ocurrió seguir fingiendo, sacando uno de los cuerpos inconsciente para que se viera con facilidad, y sentándose en el pasillo contra la pared.

  • ¿Va todo bien por ahí? ¿Qué esta pasando?
  • Cuidado chicos, es muy astuto, no hemos podido contra él. - Decia Taos sentado en el pasillo fingiendo estar agotado y dolido.
  • No te preocupes, nos encargaremos nosotros.

Según les daba las espalda a Taos, saco este su arma escondida y les disparó unos dardos con somnífero instantáneo. Estaba perdiendo demasiado el tiempo tenia que darse mucha más prisa. Trato de imitar lo que había visto muchísimas veces en historias ficticias, y usar los conductos de respiración para moverse sin ser visto, pero sufrió una desilusión al comprobar que los conductos de respiración no caben una persona, y que eso solo podría ser posible en un libro de fantasías y aventuras, no en la realidad.

Siguió corriendo sin parar, evitando a tantos guardias les fuera posible para no tener que enfrentarse a ellos, subiendo pisos uno tras otro, hasta llegar a una amplia y extraña habitación. Una habitación terrorífica y espeluznante, realmente Taos no podía creer lo que estaba viendo. Había muchos recipientes enormes, con extrañas criaturas en su interior, cada cual más repulsiva que la anterior. Entonces observó uno que destacaba, por ser más grande, y por cubierto completamente salvo por una pequeña mira. Algo le empujó a mirar, incluso sabiendo que lo que había en el interior podría ser tan horrible como los demás recipientes, pero, para su sorpresa, lo que había en su interior no tenia absolutamente nada que ver con todo lo demás. Una hermosa y elegante chica, con una larga melena rubia brillante, sentada sobre su larga falda. Sus rasgos eran totalmente diferente a las de una chica normal y corriente, pero a la vez, en sus ojos verdes y brillantes, vio algo que le resulto muy familiar. El pelo rubio era algo excepcional en esos lugares, muy poco común, y menos aun decir sobre los ojos verdes, algo que solo lo había escuchado en las leyendas sobre territorios lejanos que contaban en las escuelas. En ese momento se acordó, era idéntica a la chica que aparecía en sus sueños. Ella por su parte, levanto la mirada y se quedo pálida mirando fijamente a Taos, parecía entre sorprendida y asustada. Taos evidentemente no la podía dejar allí en ese estado, ademas quería saber más acerca de porque había estado soñando con ella todo este tiempo. Abrió sin pensarlo la puerta para sacarla.

  • ¿Estas bien? ¿Qué hacías aquí encerrada? ¿Puedes andar? Ven, sal afuera.
Pero la misteriosa chica no respondió a ninguna de las preguntas, guardó silencio mientras se mantuvo en pie, acercándose lentamente a Taos. Levantó sus manos y acarició el rostro de Taos mientras murmuraba algunas palabras que Taos no podía comprender. De repente una mano se poso con fuerza sobre el hombro de Taos, haciendo que este ya se temiera lo peor.

  • Te estaba buscando, ¿donde estabas metido? Vamos Taos tenemos que correr, ya tenemos lo que queríamos. - Era el compañero de Taos, con una cámara en las manos. - Observa esta habitación, era justo lo que buscábamos, las pruebas de los experimentos que realizan en secreto con criaturas salvajes. En cuanto a esa chica, no se que relación tendrá con la empresa, pero si estaba encerrada nos la llevaremos y también nos servirá para demostrar que son capaces incluso de retener a civiles encarcelados. Ya nos contará su historia, igual la podamos usar para defender nuestra postura.
Taos giro la vista para ver donde estaba la chica, y lo vio apoyada sobre uno de los contenedores que guardaba una de las criaturas. Podía apreciarse como se le saltaba una lagrima, al parecer le dolía ver que la criatura estuviera encerrada allí.

  • Vamos chica, tenemos que irnos de aquí corre.
Parecía como si no entendiera las palabras de Taos, así que el compañero de Taos la cogió a la fuerza y empezó a tirar de ella. Parecía que ya nos iba a seguir cuando se soltó y corrió hacia una vitrina que tenia una espada y un bastón largo. Esas armas no se usaban desde hacia muchos años, suelen ser ya piezas de museos, pues quedaron obsoletas con la llegada de las armas de fuego. La chica empezó a golpear la vitrina como si quisiera romperlo para poder sacarlo. Taos comprendió que por alguna razón tenían un gran valor para ella, así que rompió la vitrina y cogió las dos cosas, y ahora si salieron corriendo. El compañero de Taos con la chica agarrada de la mano por delante, que se conocían el camino de salida, Taos siguiéndolos por detrás. La alarma volvió a saltar, esta vez avisando de que todos los intrusos estaban en los niveles más superiores del edificio.

Un numeroso grupo de soldados apareció en el fondo de uno de los pasillos, viendo a Taos corriendo detrás de su compañero y de la chica.

  • ¡Mirad, es Taos y el intruso! ¿Qué hace Taos allí? .- Avisaba uno de los guardias.
Taos ya había quedado al descubierto, hacerse pasar por el nuevo ya no le serviría de nada.

  • ¿No lo veis? Esta persiguiendo al fugitivo. Realmente hablaba en serio cuando decía que quería que todo el mundo se sintiera orgulloso de él y su tío. - Dijo uno.
  • ¡Es mi sobrino, ese de ahí es mi sobrino! .- Decía Pepito que estaba presente, lleno de lagrimas por la emoción por la situación por el hecho de que su supuesto sobrino estuviera persiguiendo tan de cerca a los intrusos.
Taos no podía creérselo, en lugar de perseguirlos estaban gritándole de que no se rindiera y dándoles apoyo. “¡Vamos Taos, tu puedes con ellos, alcanzalos!”.

Cuando ya estaban próximos a llegar a la azotea, se encontraron con más guardias en el camino. Taos le dijo que siguieran ellos hacia la azotea que ahora los alcanzaba, y lanzo unas bolas de humo justo en sus pies. Sabia que los guardias pensarían que habrían usado la bomba de humo para huir en la dirección contraria, así que no se esperarían que dentro de la bomba de humo realmente siguiera él ahí esperándoles a que lo cruzaran. En cuanto vio que los guardias iban a cruzar la cortina de humo para perseguirlos aprovechó para derribarlos sin que apenas les diera tiempo a reaccionar.

Sin más problemas, siguió su camino hacia la azotea. Donde vio que ya estaba el helicóptero en el aire con todos sus compañeros e incluso la chica montados y solo faltaba él, solo tenia que esperar a que se acercara un poco más y ya habría terminado. La chica poseía en su mano el bastón que había cogido Taos, al parecer lo cogió sin que el se diera cuenta.

Justo cuando parecía que ya todo había acabado, un destello corto las escaleras del helicóptero. Taos se dio la vuelta y pudo observar la figura de un hombre, en mitad de la noche estrellada, con una gran luna menguante iluminándolo. Iba vestido con un traje completamente blanco, muy alto, rubio y con una capa azul. El personaje no podía resultarle más raro a Taos, los rubio no eran algo que se viera todos los días, y absolutamente nadie va vestido con una capa. Sin mediar palabra, desenfundó una espada, lo cual tampoco era nada común, nadie en esta época usaba espada.

Taos saco su arma y empezó a dispararle dardos con somníferos para detenerle, pero con una destreza increíble cortaba los dardos en el aire. Gastando las balas que le quedaban.

  • Taos, tenemos que darnos prisa, no podemos quedarnos más tiempo. - Presionaba su superior.
  • ¡Mirad, es Taos, y esta luchando contra un intruso que lleva espada! ¡Vamos a ayudarle! .- Dijeron unos soldados que acababan de aparecer.
  • ¡No!, este es el momento de Taos, si consigue vencer a ese intruso se llevara todo los honores y cumplirá su deseo de hacer sentir orgulloso a su tío, y a todos nosotros. Vamos avisando a todos por radio de que están aquí y que Taos tiene a uno acorralado.
En verdad el que estaba acorralado era Taos, que no sabía que hacer, aunque se estaba dando cuenta que él también era un intruso, ya que no lo reconocían. Nada más haber dado el aviso por radio, el extraño hombre de capa y traje, miro fijamente a los soldados, y con dos movimientos muy rápido los dejo a todos fuera de combate. Ya solo estaban ellos dos sobre la azotea, y el helicóptero que no paraba de dar vueltas buscando el mejor momento para recoger a Taos. La chica que habían rescatado no paraba de gritar desde el helicóptero, pero no se le entendía nada de lo que estaba diciendo. El hombre de la capa parecía que murmuraba también algunas palabras, pero tampoco se le podía entender. Taos ya empezaba a preocuparse de no entender a nadie.

Un movimiento rápido con la espada, y Taos quedó completamente fuera de combate. Era un enemigo a un nivel muy superior a todo lo que había visto hasta el momento, y encima con espadas, un arma que nunca había usado. El hombre, orgulloso de su victoria, le dio la espalda a Taos, y miró fijamente al helicóptero mientras gritaba palabras que no se le entendía. Todos los compañeros estaban preocupado por Taos, aunque no se veía sangre por ninguna parte, parece que le había golpeado con el reverso de la espada.

Un destello apareció en la espalda del hombre de la capa, en cuanto se giró para comprobar que era apenas le dio tiempo a reaccionar para defenderse. Taos se había lanzado hacia el con la espada que cogió en la vitrina. Le costaba creer que hubiera sido capaz de levantarse, y a la vez parecía muy sorprendido al ver la espada. Pero no era el momento de sorprenderse, Taos no paraba de atacar. Aunque no hubiera tocado nunca una espada, se manejaba perfectamente. Atacaba con estocadas continuas una tras otra mientras el hombre de la capa se defendía sin demasiado esfuerzo, lo que impedía que atacara con mas fuerza era lo sorprendido que aun se encontraba porque Taos estuviera cociente, y portara esa espada.

Algo había a lo lejos en el horizonte, algo que Taos sabia lo que era, sonrió y miro fijamente a su rival, para acto seguido dar comienzo de nuevo a su duelo. Los dos estuvieron luchando, espada contra espada, sobre la azotea del edificio más alto de la ciudad, con movimientos suaves y continuos. A simple mirada de sus sorprendidos compañeros, aquello parecía un hermoso baile de alta clase, con movimientos muy precisos y delicados, que hacia que fuera algo digno de verse. Pero lamentablemente, y por mucho esfuerzo que pusiera Taos por su parte, se notaba claramente la diferencia de nivel entre los dos, y buscando fin a ese combate, el hombre de la capa dio un fuerte golpe que, aun protegiéndose con la espada, lanzó a Taos hasta la esquina de la azotea.

Ya no tenia donde escaparse, estaba acorralado, se asomaba y veía lo alto que era el rascacielos, no tenia escapatoria mientras el hombre de la capa achicaba las distancia con cada paso que daba.

  • ¡Taos! .- Gritaron todos sus compañeros desde el helicóptero, como si el gritar su nombre pudiera serle de utilidad.

Taos se puso en pie con una sonrisa dibujada en su rostro, lo cual sorprendió al hombre misterioso. Este, haciendo caso omiso a dicha actitud, se lanzo a gran velocidad para darle el golpe de gracia. Pero para sorpresa de todos, Taos se giró, y salto al vació.

  • ¡No, Taos! ¡Pero que haces!. - Gritaban sus compañeros.
  • Es demasiado tarde, nos vamos. - Dijo fríamente el superior.

Cuando parecía que todo había terminado, se fijaron de que Taos no había caído al vació, se estaba sujetado con las dos manos a la ala de una avioneta pequeña, pilotada por Blasterd.

  • Blasterd, me alegro de verte. - Decia felizmente Taos.
  • Parece que llegaba justo a tiempo, ¿Como se te ha ocurrido saltar? ¿Y si no hubieras calculado bien?
  • No tenia otra alternativa.

En el interior del edificio, estaban deprimidos temiendo lo peor para Taos. Cuando se asomaron a la ventana y todos los empleados veían la avioneta con Taos agarrado al ala.

  • ¿Que hace Taos ahí? .- Decía uno de los empleados alegre por verlo vivo.
  • ¿No lo veis? Ha logrado saltar sobre el avión de uno de los intrusos. ¡Que valor! ¡Que sobrino más extraordinario tienes Pepito!
  • Es mi sobrino, es mi sobrino. - Decía llorando de emoción una vez más
  • Taos, ¿porque están gritando tu nombre todos aquellos asomados a la ventana?.- Preguntaba sorprendido Blasterd.
  • Ni idea, creo que se creen que soy el sobrino de uno de ellos o algo así.
  • En cuanto aterrizamos en lugar seguro me cuentas como ha ido tu aventura.
  • No voy a tener más aventuras, la próxima vez me buscare un empleo más normal. No ha sido tan fácil, y fue peligroso.

Mientras hablaban, y se alejaban del edificio, confiando en que ya estaban a salvo, el hombre de traje blanco y capa azul, seguía en lo alto de la azotea, observando detenidamente la avioneta. Levanto su mano, y recito unas palabras en un idioma desconocidos.

  • Taos, veo una luz a lo lejos... ¿¡pero que demonios es eso!?.- Gritó sorprendido Blasterd.

El hombre de la capa había creado una gran bola de llamas en la palma de su mano, y la lanzo como si fuera un pelota de baseball directa hacia la avioneta. Por mucho que quisiera esquivarlo Blasterd, fue demasiado grande y rápido, y no le dio tiempo, le dio de lleno en el ala opuesto al que estaba Taos agarrado.

La avioneta empezó a perder altura rápidamente, iba directa a estrellarse. Habían logrado alejarse de la ciudad y llegar hasta el bosque, pero eso complicaría las cosas para aterrizar en mitad de tantos arboles. Taos no pudo aguantar mucho más y termino soltándose del avión, cayendo directo al suelo desde demasiada altura. Blasterd no podía parar de gritar su nombre, no podía salvarle, y lo peor, es que no sabia como se iba a salvar él.

Así, Taos esta vez si cayo al vació, sin ser ninguna estrategia suya, ni tener ningún amigo esperándole para salvarle. Cayendo directo en mitad del bosque. Cuando Blasterd observo que Taos ya estaba llegando a la altura del suelo sin poder evitarlo, un gran resplandor surgió de la misma zona que se estrello Taos. Pero de poco serviría preocuparse, pues en breves momentos él también estaría en apuros estrellándose fuera del bosque.

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